miércoles, 20 de junio de 2012

PIRATAS, CORSARIOS, BUCANEROS Y FILIBUSTEROS EN BAJA CALIFORNIA SUR. PARTE I


THOMAS CAVENDISH


A principios de noviembre de 1587 Cavendish capturó la NAO DE CHINA, el galeón español de 600 toneladas Santa Anna, aguas afuera del Cabo San Lucas que hacía la travesía entre México y Filipinas durante los siglos XVI al XVIII llevando mercancías y tesoros de Asia al Nuevo Mundo. Estas naves eran presas codiciadas ya que transportaban desde Acapulco, plata en barras y en moneda, cochinilla para tintes, semillas, camote, tabaco, garbanzo, chocolate y cacao, sandía, vid e higueras. Desde Manila se enviaban: de China, telas y objetos de seda; del Medio Oriente, alfombras persas; de la India, el algodón; de Japón salían abanicos, cajoneras, arcones, cofres y joyeros laqueados, peines y cascabeles, biombos y porcelanas; de Java y Ceilán, traían especias; de Oriente, lana de camello, cera, marfil labrado o tallado, bejucos para cestas, jade, ámbar, piedras preciosas, madera y corchas de madreperla, fierro, estaño; de China, la pólvora, entre otros. Cavendish saqueó la nave de su valiosa carga, que incluía más de 122.000 dólares de plata, en ese momento el tesoro español más rico a caer en manos de los ingleses. El barco de Cavendish era demasiado pequeño como para llevar todo el tesoro, y no tenía suficientes hombres para hacer navegar el galeón español, por lo que quemó el galeón y lo envió, con el resto del tesoro, al fondo del puerto. Cavendish también capturó a un piloto español, Alonso de Valladolid, que conocía las rutas a través del Pacífico. 

En cuanto a Cabo San Lucas, este lugar tuvo otras designaciones: Los pericues le llamaron "Yenecami" y el pirata Thomas Cavendish "Puerto Seguro", sin embargo, ha trascendido el de Cabo San Lucas por imposición misional.

Los nuevos hallazgos geográficos y la fortuna alcanzada por los españoles atrajeron pronto la ambición de sus rivales europeos, en especial de los ingleses. En 1577, la reina Isabel de Inglaterra financió la expedición del aventurero Francis Drake, el cual contaba ya con un historial de pirata que se había forjado en las costas del Mar Caribe, Golfo de México y en el Istmo de Panama.
Emulando a Francis Drake, un joven espadachín, hijo de la nobleza y notable en la corte de Inglaterra, llamado Thomas Cavendish (Candish o Caldrens) partió del puerto de Plymouth el 31 de julio de 1586 al frente de 123 hombres, algunos de ellos veteranos del viaje de Drake, a bordo de los barcos Desire de 120 toneladas como buque insignia, el Content de sesenta toneladas y el Hugh Gallant.
La flota de Cavendish partió de Mazatlán el 19 de octubre. Cruzando el Golfo de California, desembarcó en Cabo San Lucas en el extremo sur de la Baja California, donde pacientemente esperó la llegada de los galeones de las Islas Filipinas. Finalmente, la ocasión se presentó el 14 de noviembre de 1587, cuando el galeón Santa Ana de 700 toneladas, llegó a Cabo San Lucas y su capitán Tomás de Alzola creyó que las embarcaciones de Cavendish eran de españoles dedicados a la recolección de perlas.
Después de haber abandonado los restos del Santa Ana y a su tripulación en Cabo San Lucas, Cavendish siguió su ruta al oriente y retornó victorioso al puerto de Plymouth el 20 de septiembre de 1588. Tanto impacto tuvo el desastre del Santa Ana que después cualquier 
rumor que se esparciera por las costas acerca de la presencia de piratas alarmaba y ponía en frenético movimiento a las autoridades, pero sobre todo a los temerosos habitantes de las poblaciones costeras. En octubre de 1597 unos indígenas pescadores de Mazatlán reportaron a la autoridad haber avistado tres embarcaciones inglesas merodeando en Cabo San Lucas.

El virrey de la Nueva España, don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, despachó inmediatamente instrucciones al general Sebastián Vizcaíno para que fuera en 
apoyo de los galeones. Vizcaíno llegó a Cabo San Lucas y custodió a tres galeones que arribaron sin novedad al puerto de Acapulco el mes de febrero de 1598. Era tan grande el miedo, que en ocasiones un caprichoso banco de nubes sobre el horizonte marino hacía que los marineros se alarmaran sobre la posible presencia de piratas al acecho.

Después del siglo XVII no se volvió a conocer de la presencia de piratas en la región, de vez en cuando, sólo el rumor de haber avistado piratas en la mar corría como el fuego en un rastro de pólvora. 
Thomas Cavedish fracasa en una expedición y fallece en 1592 posiblemente aguas fuera de la isla Ascension,África

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